"Tengo cita para hacerme la manicura". Si hace algunos años esta frase sonaba algo 'posh', de un tiempo a esta parte se ha convertido en una de las rutinas de belleza más practicadas por las mujeres. Quizá por el influjo de series como 'Sexo en Nueva York' o 'Gossip Girl', los espacios de manicura y pedicura han proliferado como setas y copan todas las esquinas de las ciudades más importantes, ofreciendo servicios a precios más que razonables.
A esto hay que sumar los estudios que aseguran que, con la crisis económica, han crecido sustancialmente las ventas de esmaltes de uñas, lo que podríamos llamar 'leading nail indicator', sustituyendo al clásico 'lipstick effect'; algo que explica Suzie Weiss-Fischmann, creadora de Opi: "El color es divertido e influye en el humor de las personas. Tú solo puedes verte los labios pintados frente al espejo, pero las uñas esmaltadas puedes admirarlas durante todo el día, en cualquier momento".
Colores flúor, clásicos como el rojo o el porcelana, tonalidades pastel y otras más atrevidas como el verde (una de las tendencias de la temporada)... La oferta de esmaltes es infinita, pero el último grito son las uñas decoradas o 'nail art', una moda importada de Asia que ya han hecho suya 'celebrities' como Alexa Chung, que el pasado febrero acudió al desfile de Jason Wu con unas uñas estampadas con grandes ojos.
Pero esta tendencia es solo apta para quienes poseen una gran pericia con el pincel. Hay trucos para principiantes y comodonas, como por ejemplo las pegatinas que venden las firmas Asos o Topshop. Y para quienes deseen un acabado más profesional, Dior ha lanzado una máquina que estampa las uñas con multitud de 'prints' diferentes. Solo es necesario introducir el dedo en el aparato, que calcula milimétricamente la dimensión de la uña e imprime con un láser el dibujo elegido. Una auténtica obra de arte en miniatura.
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